lunes, 9 de septiembre de 2013

1°Capitulo

      El día ya decía que no iba a empezar bien, estaba nublado y el viento azotaba con furia las ventanas, rasgando para poder entrar dentro y no morir de frío, pero para los que estaban dentro, pasar frío era el menor de sus problemas.
          -¡no te soporto! Siempre estás gritándome , soy tu hija, no un perro para tratarme con desprecio y a gritos. ~ Decía Daniela. Mientras tanto su madre le volvía a gritar.
          -niña insolente, ¡respeta tu madre, me das dolor de cabeza!~decía Gloria tocándose la sien. - se más responsable y ten compasión de tu madre. ~ decía la pobre mujer en un intento de que su hija recapacitara.
     Daniela siempre discutía con su madre, Gloria y ella no se llevaban bien y ese día, la pequeña de la casa se hartó de tanta discusión. Se encerró en su habitación y se sentó en el filo de la cama, recordando cada pelea, cada palabra mal dicha. Pensó que todo tenia que acabar, su madre y ella no se entendían y con su padre tenia poco contacto, trabajaba mucho y lo veía poco, y el poco tiempo que estaba en casa, descansaba, preguntaba como había sido todo en su ausencia... y hay... era cuando Daniela salia perdiendo. De repente se levanto y se miró al espejo del armario, se reflejó y se vio a ella misma, su cara decía agonía, sus ojos marrones claros, parecían charcos, su pelo medio largo estaba alborotado y con sus mechas californianas parecía un león, bajó la mirada y se vio con su camiseta de botones negra, que le marcaba su voluptuoso pecho y su cintura -era de complexión media- volvió a bajar  la mirada y vio sus vaqueros y sus botas, pensó que eso, y un poco de dinero le bastaba.
           Esa noche, no bajó a cenar, su madre, preocupada por su hija por no haber comido en todo el día, subió a la habitación de ésta y lo que vio la dejó impactada.
          Daniela estaba recogiendo poca de su ropa, parecía que se marchaba, meditó todo el día en como solucionar la situación, y pensó que esa era la mejor solución.
       Apartó a su madre de la entrada de su dormitorio y pasó a través del pasillo hasta la puerta para salir, su madre no dijo nada, solo la miraba, pensando en si detenerla o dejarla que recapacitara las consecuencias de irse. Y eso hizo, dejó que Daniela se marchara, que se marchara a la interperie de la noche invernar.
        Daniela había empezado 2°bachillerato, su madre la obligó a estudiar economía, tendría más futuro, pensaba. Daniela tenía otros pensamientos, estudiar artes escénicas para un día poder ser actriz, pero su madre escogió otro futuro para ella, Daniela pensó que ese era el momento de elegir su destino, y poder seguir y conseguir su sueño mas apreciado.
          Vivía en un pueblo cercano a la ciudad de Almería y decidió terminar sus estudios para  a sin, con su beca, poder pagarse las clases de interpretación y para sustentarse a sí misma.
          Subió al autobús y sin remordimientos tiró su tarjeta del móvil, iba a ser otra persona y no quería que nadie, pero absolutamente nadie, supiera su paradero.
           Al día siguiente, Daniela respiró aire nuevo, empezaba octubre pero también su nueva vida. Ese mismo día encontró un apartamento para estudiantes y recordó que tenia que encontrar otro instituto primero, encontró plaza en un instituto, tubo suerte de que no hiciera falta la autorización de sus padres, hasta el 6 de mayo no hacia los 18 años de edad. Para la próxima semana, con un poco de suerte iría de nuevo a clases, no se creía que todo aquello podría estar pasando, y fue en ese momento cuando pensó por primera vez que estaría pasando en su casa.

      En casa de los Lozano Suárez el ambiente estaba echando espuma la noche de la marcha de Daniela.
        -cariño a sucedido algo terrible, cuando leas este mensaje llámame por favor~ ese era el décimo noveno mensaje que le enviaba Gloria a Eduardo.
       Eduardo era médico forense y trabajando apagaba el móvil y hasta que no llegó a casa no se enteró de lo sucedido con su primogénita.
        -¿Cómo es que Dani se ha ido? ¿a donde? ¿¡como la has dejado que se fuera a estas altas horas de la noche?! ~Eduardo estaba angustiado por la suerte que podría estar corriendo su hija.
         Gloria le explicó lo sucedido entre ambas esa tarde y el padre se dirigió con paso firme a la habitación desocupada de su hija. En ella encontró una carta en el escritorio.
      " Es difícil tomar estas decisiones a veces pero e tomado una decisión, marcharme, marcharme lejos, entenderme, es duro estar en un sitio donde no eres grata para tus padres y la única armonía que hay es la de la discusión entre mamá y yo...
     Os ruego que no intentéis encontrarme, seria alargar mi sufrimiento, en poco meses cumplo la mayoría de edad, y me iría de todas formas, si me estoy equivocando dejadme equivocarme sola o si no, dejadme vivir.
     Pd: tendréis noticias mías."

       Su padre, al leer la nota de su hija entendió que no la escucharon como era debido y quería salir a buscarla era todavía una niña para él y no aceptaba su decisión.
             - Cariño, perdóname, no la detuve por que me impacto su reacción y por que tiene que aprender a ser independiente, si la obligas a venir lo que vas a conseguir es que se valla para siempre, lejos, y será demasiado tarde.

       Eduardo pensó que su mujer tenía razón, que no podría sobrevivir por mucho tiempo ella sola, no estaba acostumbrada. Pero para él el remordimiento era grande. A la mañana siguiente intento llamar a su hija, pero salia el número como apagado, fue a casa de sus amigas, llamó por teléfono, pero nada, ni rastro de su hija, pensó que su mujer podría tener razón y que volvería pronto.

            Daniela se instaló en su cuarto nuevo, no era muy grande pero para ella era suficiente. Compartía piso con 2 chicas más, Sofía y Judíth. Dos chicas muy amables y con cierto parecido, era mellizas, altas, atléticas, y morenas.
        - ¿ Como has esperado tanto tiempo para entrar al instituto?~ Le preguntó Judíth.
        - bueno... no estaba segura si quería independizarme y bueno, a aquí me ves ¿no? ~ Dani tenía miedo a ser descubierta pero no fue a si.
        - pues has elegido muy bien.~ Les dijeron ambas hermanas.
      
         El viernes por la mañana recibió una gran noticia, el próximo lunes podría empezar a estudiar. Por la tarde quiso buscar empleo, quería sacarse un poco de dinero extra. Rebuscó por las calles del centro de Almería y encontró un pub que necesitaban camarera, entró en él y vio un par de barras de hierro encima de una plataforma, varias mesas para los clientes, unas escaleras que conducían al baño y a los probadores y la barra para servir, se dio cuenta tarde de que era un pub, pero cabaret, las barras eran para las chicas que bailaban, ella esperaba que el puesto no fuera ese, por que si no, salía de ese lugar diciendo amén.
            En la barra encontró al que parecía el responsable del local, estaba mirando unos papeles, y se acercó a él, vio que llevaba unos pantalones oscuros y una camisa pegada al cuerpo, se notaba que se cuidaba. Era de tez normal y tenia un color café en los ojos, su pelo negro era corto, pero alborotado.
          - perdone, e visto el cartel de fuera, y... estaba interesada en el puesto de camarera. ~ Daniela dijo las últimas palabras titubeando un poco y con cierto pudor.
            - por supuesto, te cuento un poco, los horarios son inflexibles, son de 17:00/19:30, el horario de lunes a jueves  y festivos y fines de semana 23:00/06:00. El trabajo consiste en atender a los clientes en todo lo necesario, sin pasarse de copas, está claro y recoger todo un poco a la hora del cierre. ~dijo mirándola y sin dejar de sonreírle.
              - ¿no habrá que bailar o algo por el estilo no?
              - por supuesto que no, las bailarinas no son camareras. ~ decía entre una pequeña carcajada. - perdona no me he presentado soy Christian.
                 - Daniela, un placer ~ por fin logró calmarse. - el puesto me interesa pero tengo 17 años.
               - Daniela ¿no?, bueno para el turno de tarde si podrías trabajar pero para el otro turno hasta tu mayoría de edad no podrías hacerlo y eso sería cobrar un poco menos, lo siento.
                - perfecto, por eso no hay problema, ¿cúanto cobraría al mes?
                - quitando el turno de noche seria... ~ cogió la calculadora y le indicó el dinero que cobraría. - cobrarías 325€ mensuales. ¿te interesa el puesto?
               - por supuesto, ¿cuándo podría empezar?
               - empezarías el lunes a las 17:00.
            
       Daniela aceptó el trabajo y le dio su nuevo número a Christian. Estaba contenta, había encontrado casa, instituto, trabajo y su nuevo jefe era muy guapo, se fijó en que era joven para llevar el negocio, no tendría mas de 25 años.
          El lunes llegó con gran alegría, por la mañana fue a clases y todo le fue genial, por la tarde, antes de ir a trabajar, fue a comprarse algunas cosas que le hacían falta, por suerte la mayoría de sus libros eran los mismos que estaban usando en este centro.
          Al entrar al Pub encontró a Christian charlando con varias chicas y al verla entras la miraron todas, incluido Christian.
           - os presento a Daniela, es la nueva camarera. Christian cogió del brazo a Daniela y empezó a presentarles a todas.
            - Daniela, ella es Silvia. ~ Silvia era una muchacha alegre y dinámica, era bajita, castaña y ojos marrones y una tez morena. Tenia 22 años. - un placer, encantada.~ dijo Daniela al unísono con Silvia.
              - ella es Lidia. ~ Lidia era de estatura normal, simpática y muy alegre. Era  la tez blanca, ojos verdes y el pelo negro.  Tenía 26 años. - un placer en conocerte.~ dijo Daniela. En respuesta Lidia le dio dos besos.
               - por último, ella es Lorena.~ Lorena era un poco vivaracha, coqueta y un tanto frívola. Era alta, morena, y ojos marrones, parecía una estrella de cine. Tenia 27 años. A Daniela no le dio buena espina pero de todas formas la saludó como a las demás. - un placer~ Y ambas chicas se dieron un beso en las mejillas.
         Esa misma tarde empezó a trabajar, una de las chicas, Lidia, le ayudó a que aprendiera como servir las copas a los clientes, diferenciar y recordar las marcas de las bebidas.
En ese instante Lidia vio a Lorena atravesar las escaleras dirección los probadores, ella ya sabia lo que iba a hacer.
           - no va a cambiar en la vida, lo persigue a todas horas, y encima él se deja. ~ decía Lidia mientras limpiaba los vasos
           - ¿Lorena? Es que ella y Christian son... ¿Novios? ~ Daniela no esperaba que eso fuera cierto.
          - no son novios, son...  no se como llamarlo, simplemente se la tira de vez en cuando, cuando ella quiere, y donde quiere.
           - Vaya... no me imaginaba eso. ¿ qué edad tiene Christian?
            - 27, un año mas que Lorena. El pobre todavía no se ha dado cuenta de quien es ella en realidad.
           - ¿ por qué dices eso?
     
       Lidia le contó a Daniela que Lorena buscaba sexo con él para sacarle dinero y por que lo sentía como su juguete.
               - ¿ cómo lo sabes?
               - lo estaba diciendo a una de sus amigas.
       También le contó que ella y Christian se conocían desde pequeños y que eran como hermanos, pero no podía contarle nada de lo que escuchó por que pensaría algo que no era cierto.
               - desde el primer momento no me dio buenas vibraciones.
               - suele pasar con Lorena, ella es así.

         Pasó una semana y Daniela seguía trabajando y estudiando, le iban las cosas geniales pero toda obra tiene una consecuencia. Lidia y ella se hicieron grandes amigas, Lidia le contó que tenía un hijo de 3 años, se llamaba Mario, el padre del muchacho estaba en la cárcel por malos tratos y ella vivía con su madre y su pequeño hijo. Daniela le contó lo sucedido, sabia que podía confiar en ella.
         Christian siempre le preguntaba por su familia, era buen jefe y se preocupaba por Daniela, la veía tan pequeña que debía protegerla, y eso a Lorena le ponía de mal humor.
               - entonces ¿no vives con tus padres?
               - no, me e independizado. ~ A Daniela le costaba cada vez mas hablar de sus padres, los echaba de menos, pero no quería volver.
              - ¿tan pequeña? 
              - no soy pequeña tengo casi 18 años y puedo cuidarme yo sola.
              - para mi eres pequeña y no es que sea algo malo, si no que me preocupa que no vivas con tus padres.
             - mis padres no me entienden, desde que tengo uso de razón. No me gusta hablar del tema ¿vale? Perdona.
          Daniela se dio media vuelta, no quería que Christian la viera con los ojos medio rojos.
            - perdona, no sabia que algo te ha pasado, puedes contar conmigo cuando quieras ¿vale? ~ decía Christian mientras abrazaba a Daniela, le puso una mano en el cuello para que recostara su cabeza en el pecho.
   En ese momento 2 personas estaban observando la intensa situación de estos dos individuos.
             - parece que a Christian no se le es indiferente Daniela ¿no? ~ le decía entre risas Lidia a Lorena
             - cállate, solo está siendo amable con esa mocosa.
         Christian preocupado por Daniela fue a hablar con Lidia, él sabia que eran buenas amigas y seguro sabia algo.
               

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