lunes, 15 de septiembre de 2014

6º capitulo

      Como todas las Navidades, las familias comen torta, se visitan, se dan regalos, están juntos, no discuten, vamos, lo típico en Navidad. 
       Pasaron las vacaciones juntos pero no revueltos, después de todo fue casi un mes en el cual diariamente se estaban viendo. 
      Para Daniela  no podía ser nada real, ¿cómo en menos de 3 meses tu vida puede cambiar tanto? Esto es cosa de un maravilloso sueño. No había peleas, sus padres no iban a buscarla, todo era extraño. 
      En casa de Lidia era ya una más, daba las gracias por como la estaban tratando. Pensaba en sus padres, Gloria y Eduardo, sabía que no podía perdonarlos, sabía que estaba haciendo lo que ella pensaba que era correcto.
       Gloria se refugiaba en su marido, pensaba que su hija volvería pidiendo perdón y suplicándole que la vuelva a querer en su casa. Tenía todo planeado. Mientras tanto, el pobre Eduardo buscaba la manera de ver a su hija sin que ella supiera que ya sabía donde encontrarla. Todo dependía de las circunstancias y, de ella.
       Esa llamada lo dejó mal, no había llamado para desearle un feliz año, no para decirle que estaba bien. Pronto iría a verla, Carlos lo acompañaría. 
       Las palabras retumbaban sin cesar, hacía  más de una semana de la llamada y no pensaba contestar no dar señales hasta que fuera el momento de partir. 
        Hora de ir a trabajar, más ilusionada no podía estar, esa tarde iba a invitar a Judtih y Sofía al pub. 
             -nada de risas con segundas, os lo pido. Me moriría de la vergüenza y, más si está Lorena, ya os e contado de ella. Insufrible. ~ Daniela llevaba todo el camino dando la charla para que las chicas no movieran mal la pieza del rompecabezas. 
              Sofía y Judith ya habían hablado, y sabían que Daniela se estaba enamorando, no hacia falta conocerla mucho para ver su expresión. 
            Antes de llegar ellas, en el pub, estaba teniendo lugar una conversación un tanto "privada".
          - Hace días no vienes a mi casa, ya no quieres que esté en tu casa. ~ Lorena y sus intentos de coqueteo. Pensaba Christian en su interior. 
          - No es el momento, no quiero hacerte daño, sabes que  te quiero como una buena amiga, nada más. 
           -Claro, y todo eso tiene que ver con la llegada de la becaria ¿verdad?
          - no digas sandeces, pueden escucharte y pensar cosas que no vienen al caso.
          - no digo tonterías Christian, digo la verdad, te molesta Por que sabes que no quieres que se enteren, y me molesta, pero no pienso mendigarte un poco de cariño, ya vendrás por tu propio pie. -Lorena enfadada, que extraño de entender. Christian no la tomaba enserio, total, siempre se enfadaba y al rato se olvidaba.
          Lorena se fue de la habitación como el viento en plena glaciación, Christian se quedó sólo en la habitación, pensando. 
     Hora de las chicas, Daniela estaba encantada que estuvieran allí sus amigas, temía que dijeran algo fuera de tono pero confiaba en ellas. O eso quería creer.
      La tarde fue lo más tranquila, que bonita es la amistad cuando se disfruta de ella, la magia es, el amor. Y esque el mar tiene muchos variantes, entre ellos, el más hermoso, la amistad. Cuando hay amistad de la buena, aunque sea en menos de 1 día ya sabes que será para toda la vida. Encontrar una amistad así no es imposible, si no poco probable. El ojo del ser humano suele tender a prejuzgar y no dejar ver en realidad la verdad.
       Todo volvería a la normalidad, la rutina, el trabajo, las clases. Las bocinas seguirían tocando avisando que la Navidad ya se había ido y que ahora toca  volver a madrugar. En la vida de Christian, la normalidad no era normal, parecía un niño con un juguete nuevo, pero la sensación no era la misma. Esa sensación era parecida a una felicidad tonta, a unos polvos pica pica que explotaban en tu boca y te dejaban esa sensación de explosión. No tenía explicación para lo que le pasaba, en su interior no quería aceptar la realidad, pensaba que no se merecía querer a nadie, después de todo, había fallado y huido, ¿porqué iba a ser diferente esta vez? No era el mismo caso en realidad, mal ejemplo sinceramente , pero el contenido no cambiaba. Para la vida de Daniella todo había sido un sube y baja sin parar, tantas cosas en tan poco tiempo. Estaba empezando a perdonar, o a olvidar... Empezaba el año con energía, con ganas de comerse el mundo. ¿Quién no ha pensado eso? Todo los años lo mismo y no cambia nada en realidad, pero para ella, si. Sabía que estaba feliz, que por una vez se sentía cómoda con lo que hacía y con quien era. Podría decirse que el cielo le ha devuelto un favor. No quería pensar en nada para no admitirlo. El típico miedo del amor, ahora es cuando todo empieza a ponerse interesante. Ese miedo no se puede describir, se tiene que vivir. Tener la sensación de estar bajando un precipicio a mil por hora sin frenos ni marcha atrás, sabiendo que en realidad vas subiendo ese precipicio a bocajarro. 
           - ¿qué tal las clases? - no había día que Christian no le preguntara a Daniella por sus clases. Daniella no lo decía pero le encantaba su trato. Hacia qué olvidara que faltaba poco para el cumpleaños de su padre. 
            - como siempre, con ganas de terminar.  Tengo ganas de empezar las clases de artes escénicas. 
          -¿al final te vas a apuntar?, ¿tendrás tiempo? Ya queda poco para selectividad y los exámenes finales.
          - lo sé. No te preocupes, todo controlado. ¡No hagas que me desanime! Mala persona... - decía Daniella haciendo falsos pucheros. Christian le encanta que se hiciera la buena. 
          - está bien, tienes mi mayor apoyo. Si están lejos te puedo llevar. - decía Christian mientras se acercaba a la barra donde estaba Daniella para dale un cálido y suave beso. 
         - me parece una idea fantástica.- 
     En ese momento sonaba la canción favorita de Daniella " the reason is you". Decidió en ese momento llamar a sus besos así pero prefirió no decir nada. Había que mostrar lo justo y necesario, no vaya a ser que acabe dándose cuenta Christian de sus verdaderos sentimientos. 
   Pequeños ilusos, no saben que se están enamorando a la par. No puede ser más ciego quien no quiere ver. No saben hablar a pesar de todo. Ambos no se dan cuenta que las palabras no dichas, esos besos, dicen más que si se dijeran que sienten algo. No entiendo como nuestros protagonistas no hablan. ¿Tan difícil es hablar de sentimientos?...
             - ¿te acercas hoy a mi casa? Podemos ver una película si quieres. ~ todo el tiempo que Christian tenía libre, quería pasarlo con ella.
             - tengo que estudiar, si puedes mañana por la noche. Yo llevo palomitas.~ dijo Daniella levantando su pequeño brazo dando énfasis en las palomitas. 
            
    
        

domingo, 29 de junio de 2014

5° Capítulo

     Pasadas las navidades, solo quedaba año nuevo, y Daniela estaba triste, eran las primeras navidades sin su familia, a la vez estaba contenta, Christian la apoyaba y ella sabia lo mal que lo había pasado y quería que fuera un año nuevo lleno de alegrías y sorpresas.
     Christian fue con Mario a comprar la comida, iban a comer los cuatro juntos, habían planeado que al día siguiente se tomarían las uvas en conjunto y luego irían a disfrutar de la noche. Solo un día y sería año nuevo. Chris pensaba que esa era su oportunidad para cambiar todo lo malo, año nuevo vida nueva, y él estaba optimista.
      Chris estaba melancólico, otras navidades pasan, y lejos de su familia, él esperaba enfrentar a su pasado tarde o temprano pero por el momento todo estaba bien. Tenía la esperanza de pasar un año nuevo con grandes sorpresas.
          - ¿Compramos pavo o pollo?~ Mario sacó a Christian de su burbuja interna.
          - pavo ¿no? ~ dijo un poco dudoso.
          - ¿Ocurre algo? ¿Todo bien?
          - no, nada, supongo que es la navidad ¿no?~ dijo entre pequeñas risotadas.
          - eso me ocurre a mi también, la navidad es un poco deprimente al recordar la infancia, los no presentes, hay que pensar en el hoy porque si no...
      Mario tenía razón, y Chris tomó su palabra al pie de la letra, había que disfrutar el ahora, el pasado está escrito y releído, el futuro está borroso y sin escribir a tinta.
       Mientras ellos hablaban, Susana y Daniela conversaban en la sala del hotel tomándose un chocolate caliente.
                - tengo que contarte una  cosa, y no puedes contárselo a nadie.
         Daniela confiaba en Susana y en ese sitio, era la única persona con la que podía charlar.
               - Cuéntame, ¿Ha pasado algo? No contaré nada, te lo prometo.
                - verás, creo que tenías razón cuando me dijiste que entre Christian y yo había algo. El otro día nos besamos y... fue como nunca había pensado que sería. No fue buscado, ni esperado, pero fue algo tan especial, tal nuestro, pero...
                - ¿Pero qué? Me acabas de contar que os habéis besado, él te gusta, por lo que intuyo y veo, él está bastante interesado en ti. No hay peros. Recuerda que el amor llama a tu puerta sin avisar y puede ser en cualquier momento.
                 - lo sé, la cuestión del asunto es que él y yo no somos nada, solo amigos, amigos que pueden besarse cuando quiera. Sabemos que nos gustamos, que hay sentimientos, pero hay miedo, por ambas partes, miedo a enamorarse y sufrir, y perder. Eso me está matando, sé que es difícil, pero lo que vale la pena no es fácil ¿no?
                - tienes razón, sigue adelante, y su es difícil a luchar, piensa de éste modo, si te enamoras puedes ganar un amor de por vida, de esos que dejan huella y ganar una vida a su lado. Tomate tu tiempo, él deberá tomar también el suyo y a la larga verás que tengo razón.

domingo, 27 de octubre de 2013

4° Capítulo

    Entre risa y risa y la emoción de los regalos, hizo que se olvidaran por un momento de las preocupaciones ya existentes en sus vidas y en aquellos momentos.      Junto a la chimenea, donde todavía quedaban restos de la cena, donde se habían dado los regalos minutos antes y donde, en ese preciso instante estaban abrazados, cedieron a la pasión, nada importaba en ese instante, Daniela cerró los ojos y juntó sus labios con los de Christian y el calor que desprendía estos, susurraba la tristeza que sentían y la necesidad de ser queridos. Christian abrazó con dulzura a Daniela sosteniéndola contra su pecho.
       La Chimenea alumbraba la habitación, las chispas que salían de ella olían a amor. Allí abrazados, mostrando al fuego su amor no revelado yacían sus labios dándose un largo y profundo beso. Daniela no resistió y cogió su mano para posarla en la cabellera de Christian.
      Ese beso sabía a fresco, esa sensación que tienes cuando algo mullido te roza y te hace sentir cómoda. Sin miedos ni dilemas cesaron el beso para mirarse a la cara. Christian acarició la cara a Daniela suavemente, con delicadeza. Como si tuviera miedo a despertar de un sueño  maravilloso.
             -eres tan bella que me pasaría el resto de la noche mirando esa dulce cara.
             -  Me gusta besarte. ~Daniela en ese momento parecía que su mente puso un cartel de " estado: besando". Quería seguir besándolo.
              - ¿Sabes que esto es una locura? Alguno saldrá mal o... enamorado. ~Daniela no quería decir eso, pero era lo más sensato.
              - Te besaré cuando quiera. No va a pasar nada malo por unos besos inocentes ~ Él nunca había sentido como su estómago sentía mariposas revolotear, como esa sensación genera alegría y ganas de no parar, de comerse la vida con un simple beso y sentir que esa persona es la vida personificada en, Daniela.
                   -sólo besos. Dulces besos~ Dijo Daniela volviéndolo a besar suavemente.
          Esa noche descubrieron el placer de los besos, el significado de besar. Tumbados en la cama  empezaron a hablar de ellos, de sus vidas, pero en ningún momento dejaron de  abrazarse. Tenían las manos cogidas como si estuvieran unidas por una fuerza mayor.
             -cuéntame de ti. Quiero conocerte en profundidad. ~Christian quería que Daniela se sincerará con él.
            - Vivía con mis padres hasta hace poco como sabes, no tengo hermanos. La razón por la que vine aquí fue...
         Era difícil recordar los hechos, Daniela estaba dolida, las lágrimas asomaron su liquida vida por la cara de Daniela.  
               - lo siento debe ser muy difícil todo. Perdóname. No debí preguntarte.
            Daniela se aclaró la garganta y hablo. - no importa Chris no lo has hecho intencionadamente.
           - en realidad tengo que decirte algo... le insistí a Lidia que me contara todo. Al verte tan mal quise saber para ayudarte pero no quise decírtelo hasta que tu me lo hubieras contado. Perdona si he sido indiscreto.
        Daniela estaba un poco aturdida, era mucha información, en exceso.
           - ¿hiciste eso? Pensaba que no te importaba tanto.
           - eres importante, No lo dudes  nunca. ~ le dijo acariciando su aterciopelado pelo.
           - pues me alegra que lo sepas, no quiero mentirte. Me fui por una disputa con mi madre y estaba cansada de siempre estar peleando y harta de escuchar como me difama y me dejaba hecha un despojo. Mi padre no era menos, el poco tiempo que estaba era para decirme que ayudara y hiciera caso de mi madre... ese día... no pude más y me marché, les dejé una nota y hace no mucho les envié otra contándoles que estoy bien y que no piensen en buscarme, volvería a escaparme. Y de hecho pensaba irme de nuevo, la simple idea de verlos de nuevo me causa pavor.
              - no te preocupes, nos tienes ahora a nosotros, nosotros seremos tu familia, y te pido que no te vayas, aquí está tú lugar.
    
     Christian temía que huyera si sus padres volvían a por ella. Estuvieron gran parte del tiempo hablando de ellos y de planes para el próximo año 2013.

                 
        

miércoles, 2 de octubre de 2013

3° Capitulo

          Al día siguiente de llegar, cansados de esquiar, fueron al restaurante a comer, sin darse cuenta entraron abrazados riéndose el uno del otro. No se dieron cuenta de que iban a si hasta que el camarero les atendió para darles mesa.
               -¿Desean la pareja una mesa para dos?
               - perdone, pero no somos pareja. ~ Dijo Daniela sintiéndose un poco extraña.
               - disculpen. ¿quieren mesa para dos de todas maneras?
               - por supuesto que si. ~ Dijo Christian.
          Al lado de su mesa, estaba una pareja de recién casados, celebrando su luna de miel, Susana y Mario. Cuando vieron sentarse a Christian y Daniela, se dieron cuenta de que eran sus vecinos de cabaña, y de inmediato les saludaron.
                - Hola, soy Mario y ésta es mi mujer Susana somos vuestros vecinos. ~ dijo sonriente Mario.
        Mario era un chico de 28 años, alto, pelo castaño, piel blanca, ojos azules y muy amable. Susana era una chica que rebosaba alegría, tenia 24 años, era de estatura media, pelo caoba, ojos color café y piel clara. Christian y Daniela se giraron para saludarles.
              - Hola, un placer, ella es Daniela y yo soy Christian. ~ saludó Christian.
              - sentaros aquí y conversamos mejor. ~ les dijo Daniela a la pareja de recién casados.
        Ellos acababan de llegar también y pidieron al par, mientras comían charlaron sobre ellos y salió el tema de ¿Cómo os conocisteis?
       Susana y Mario se conocieron en el último año de carrera, Mario era nuevo y Susana le ofreció su ayuda, con el tiempo se conocieron y mantuvieron una relación formal, hasta el día de hoy. En cambio cuando Daniela y Christian empezaron a contar como se conocieron, me miraron y pensaron que todo fue cosa del destino, o pura suerte.
                 - ¿eres su jefe y encima sois novio? Entonces habrá sido todo amor a primera vista. Hacéis una pareja fabulosa. ~ les dijo Susana.
                - No somos pareja, somos buenos amigos, eso es todo. ~ dijo Daniela un poco incómoda, era la segunda persona que los tomaba por una pareja.
                - es la segunda vez que nos dicen eso en lo que llevamos aquí. ~ dijo Christian. - voy al servicio un momento, permiso.
                - esperame, voy contigo. ~ dijo Mario.
          Mientras ellos iban al servicio de caballeros, ellas hablaban de sus cosas. Susana no pudo evitar preguntarle cosas sobre ambos.
                 - perdona por pensar en que erais pareja, ha sido una indiscreción por mi parte, no lo sabia.
                 - no importa Susana, es evidente que nos comportamos como tal, pero no hay nada entre nosotros.
                 - haríais una pareja sensacional. Y pensando un poco, es raro que tu jefe, que conoces de hace poco te invite a pasar con él las navidades. Perdona ser indiscreta pero... parecéis una pareja de enamorados, o eso parecéis.
                - Nos tenemos cariño, mucho cariño, y no queríamos estar solos en fechas como estas. Puede que tenga a razón pero... por ahora todo está mejor a sí. ~ dijo Daniela señalando el servicio de caballeros, estaban saliendo Christian y Mario.
        Terminaron de comer y se dieron sus números para ir a esquiar los 4. Los 2 días siguientes fueron fantásticos para los dos, por la mañana desayunaban, se iban, hacían senderismo por la sierra, comían, esquiaban, se echaban fotos, tomaban café con Susana y Mario, y por la noche les gustaba cenar en frente de la chimenea los dos solos. Pero esa noche era especial, no solamente cenarían en frente de la chimenea, si no que saldrían de fiesta para celebrar la  noche buena.
         Ambos tenían un regalo para regalarse por navidad, y se los darían al día siguiente por la mañana. Mientras cenaban estaban charlando, en tan solo 3 días se habían conocido tanto, que les sobraba la confianza.
               - ¿cómo fue que empezaste a trabajar en el pub?
               - fue hace 8 años, aunque como jefe llevo 3 años. Mi hermano Carlos quiso comprarse un local para vivir de sí mismo y no de mis padres, yo para ese entonces vivía con ellos, no eramos de Almería pero mi hermano se mudó aquí y reformó el pub, y lo transformó en lo que hoy conoces, quise ayudarlo, supe que tenia problemas con la bebida y no quería dejarlo solo. Yo trabaja con mi padre pero lo dejé por el y 4 años después murió de un cólico y no pudimos hacer nada  para salvarlo. Me pidió que si le pasaba algo me hiciera cargo de su mayor sueño y a si hice y hago.
               - vaya... lo siento, debiste de haber sufrido. ¿Qué pasó con tus padres?
               - al principio no me creyeron cuando les conté todo pero, más tarde si me creyeron y fue entonces cuando mi padre falleció de un infarto y me mude a Almería, fue como una pesadilla todo pero, parece que todo empieza a cambiar al fin y al cabo. ~ le dijo cogiéndola de la mano.
                 - lo siento mucho Chris, no sabia nada. Estoy segura que todo te irá bien, eres una persona muy cariñosa y buena, no te atormentes con el pasado, mira hacia el futuro, tú futuro. ~ le dijo apretándole fuerte la mano en señal de que ella iba a estar a su lado apoyándolo.
              - en ello estoy, te lo aseguro, y espero que formes parte de él.
       Daniela le sonrió, ellos se entendían a la perfección y el momento requería un abrazo.
        Terminaron de cenar y se fueron a arreglar para salir. Daniela llevaba un vestido rojo por encima de las rodillas, era pegado en la parte de arriba para tonificar el pecho, y suelto en la parte de abajo, a Christian le costó quitarle el ojo de encima. Él iba con un traje negro muy ceñido al cuerpo y una corbata roja a juego con el vestido de Daniela.
         Entraron en la parte del hotel donde se estaba celebrando la fiesta de noche buena, la música era fantástica, la gente bailaba al compás y se perdía entre ella, algunos bebían de sus copas y brindaban, parecía un sueño a cámara lenta. Se dispusieron a entrar cuando se encontraron con Mario y Susana, ellos ya se marchaban era cerca de las 1 de la mañana y por la mañana se iban de excursión a lo alto de la montaña.
            Christian le llevó una copa a Daniela y otra para él, entre copa y copa, bailaban juntos y pegados, riéndose, olvidando el pasado y disfrutando del presente que estaban viviendo, en ese momento sonó una canción lenta, y abrazados, empezaron a bailar, se miraban el uno al otro fijamente, sintiendo la respiración de ambos, el roce de sus cuerpos provocaba que cada centímetro que estaban separados, se recorriera para estar lo mas pegados posibles.
          Todo era perfecto, el momento, ellos, sonreían, estaban felices juntos y nada ni nadie podía impedirles disfrutar, el mundo pasó a un segundo plano y ellos fueron todo pero a la vez nada. Los unía todo lo que tenían en común pero, habían secretos incrustados.
        Llegaron tarde ese día a casa pero valió la pena gozar de las maravillas de ser feliz. Sin olvidarse de sus regalos, ambos, cogieron de sus escondites el regalo del contrario. Christian le regaló un modelito para que estrenara el día de año nuevo. Era negro, muy elegante, corto y ceñido, los zapatos iban a juego con el bolso color rojo. Él sabía que le iba a gustar, la conocía mejor de lo que se podía imaginar. Daniela en cambio le regaló su libro preferido, para ella ese libro significaba mucho, la había acompañado siempre  y regalárselo significaba un acto sincero y lleno de cariño hacia él.
                 - Muchas gracias Chris es precioso, de verdad me encanta. ~ le dijo dándole un fuerte abrazo. Inconscientemente le dio un beso el la mejilla.
               - Te mereces eso y mucho más. Lo he hecho con mucho gusto.
Gracias por tu regalo. Sé lo que significa para ti y que me lo regales dice mucho. Me encanta, de corazón.
              Christian le devolvió ese abrazo con mucho fulgor. El ambiente estaba pidiendo a gritos un beso, ese beso que se estaba conteniendo y les rasgaba en lo mas profundo de su ser.
       

sábado, 14 de septiembre de 2013

2° Capitulo

     La cabeza de Christian era un completo caos, en menos de 2 semanas estaba empezando a sentir algo por Daniela, y tenia miedo, tenia un nudo en la garganta que no lo dejaba vivir, era extraño de explicar lo que sentía, cuando la miraba a sus ojos color marrón avellana, podía ver la fuerza y coraje que desprendía, era valiente y lo que mas le gustaba era su olor a jazmín fresco.
       Esa tarde decidió hablar con Lidia, y ésta le contó lo sucedido. Lidia conocía a Christian y sabía perfectamente que sentía algo.
      No lo llames amor, esa palabra era prohibida para él, todo lo amado lo perdió y se quedó con un corazón medio por hilar.
          - no lo está pasando bien, ¿cierto?
          - sí, pero lo sobrelleva.
      Al día siguiente, todo volvió a la normalidad, Christian no quería levantar sospechas sobre que sabia la verdad. Cuando Daniela entró en los probadores para cambiarse entró Christian dándole unas buenas tardes.
        -¿el instituto bien?
        - como siempre, adaptándome.
        - espero que saques buenas notas.
        - claro, serás al primero que avise, no te preocupes. ~ le dijo Daniela entre risotadas.
        - cuéntame un poco de ti.
        - no hay mucho que contar, me gusta ser independiente, la moda, tendencias, el cine, y soy sincera. ¿ cómo eres tú?
        - bueno... estos últimos años no han sido buenos, y han hecho que sea un poco reservado, desconfiado, ¿ suele pasar no?
        - no creas, todo es como te lo tomes, solo recuerda que quien te quiere te hará llorar, pero de risa.
      Y se marchó, hoy le tocaba abrir las puertas al público y si seguía hablando, podría hablar mas de la cuenta.
    Pasaban los días y octubre llego a su fin, noviembre llegaba con una tormenta. Christian y Daniela afianzaban cada día más su amistad y forjaron un gran vínculo.
      En ocasiones la recogía del instituto, la llevaba a casa por la noche cuando se iba... Todo era como si la vida se parara, como en una película de amor.
        Lidia y Daniela se veían a menudo hasta el pequeño Mario, el hijo de Lidia, conocía a Daniela y le tenia un inmenso cariño. Una tarde Christian fue a casa de Lidia, le gustaba visitar a la madre de ésta, y Daniela ya estaba allí.
           - Hola Teresa, cuanto gusto me da volverla a ver.
           - Christian, pequeño, ¿que tal estás? ~ la madre de Lidia quería a Christian como si fuera su hijo.
           - quería ver a una cara conocida y me he acordado de usted.
        La situación de Christian era delicada, aunque no contara sus penas, le gustaba visitar a la anciana de Teresa. Para todos el pasado de él era confidencial, no se podía decir, bastante había sufrido como para recordarlo.
           - me alegra verte cariño, Mario a preguntado por ti. ¿Sabias que ha venido una amiga de Lidia? Es bastante guapa, y no tiene novio. ~ a  la última frase le dio un tono más alto, quería enfocar y matizar lo dicho. 
           - ¿ quieres buscarme novia tan pronto? ~ en ese momento se le pasó por la cabeza el rostro de Daniela, y por la puerta del pasillo, aparecía ella con Mario cogido en sus brazos.
        -Hola Chris, ¿cómo tú por aquí? ~ le dijo Lidia dándole un abrazo.
        - visitando a tu madre.
        - me alegro, estaba harta de verte solo en el trabajo. ¿quieres tomar algo?
        - un café gracias.
        - Hola Daniela. ¿como estas?~ le dijo Christian dándole dos besos.
        - Hola Chris, todo bien, con el pequeño Mario jugando. ¿tú?
        - ahora bien, despejando la cabeza un rato. ~ Mario le hechó los brazos para ser cogido por él en ese momento.
        La tarde sólo fue risas y tazas de café de por medio. A la hora de irse Christian decidió acompañar a Daniela a casa. Al dejarla en la puerta del portal se despidió de ella con un fuerte abrazo que pudo durar unos largos segundos. Los dos estaban deseando ese abrazo, sentir el latir del corazón de cada uno, su aliento en la nuca y el cariño que brotaba a su alrededor. Al separarse se miraron sonriendo y se cogieron de las manos en señal de despedida.
        Diciembre llegaba cargada de recuerdos en familia, y la familia Lozano Suárez estaba desbordada con la desaparición de su hija, recibieron noticias de ella al mes de haberse ido, les contó que todo le iba fenomenal, que no hicieran ninguna locura, que sabia cuidarse sola.
         Sofía y Eduardo no se hacían a la idea, pero temían que si la obligaban a volver pudiera hacer una tontería. Ellos solamente esperaban ansiosos noticias de su hija Daniela.
         Daniela despertó la mañana del 21 de diciembre con nervios, sabría sus notas, tendría vacaciones y ya quedaba menos para su cumpleaños. Pero lo que la tenía con más nervios era lo que sentía por Christian, cuando estaba con él todo era distinto, como si el mundo fueran ellos solamente, todo estaba dicho pero sin decirse nada, sus miradas eran indescriptibles, algo tan fuerte que no existía palabra posible para describir.
          Para ellos eso no era amor, ambos no creían en eso y mucho menos encontrar pareja en dichas circunstancias.
         Christian sabía que Daniela iba a pasar la navidad sola o con Lidia y su madre. Él quería darle una grata sorpresa. Sabía que amaba la sierra, el olor a fresco con nieve, el aire que se posaba en sus poros, el crujido de la nieve al pisarla, tocarla...
          Las notas fueron bien, tendría unas vacaciones tranquilas, sin libros de por medio, aunque eso le alegró bastante, añoraba a su familia, sus amigas y amigos, su vida, pero no podía volver a ella, le gustaba la vida que estaba llevando ahora, aunque no lo admitiera, Christian formaba parte de su vida tanto como sus padres y amigos.
       Lo único bueno que pudo ver a su situación fue poder pasar más tiempo con Lidia y Silvia, sus compañeras de trabajo y con su apuesto jefe, Christian.
        En cambio para otras personas, esas navidades iban a ser como las últimas 2 anteriores. Lorena tenía planes para ella y Christian y fue a casa de éste a exponerselas.
                 - Hola peluche, tengo una cosa para ti. ~ su tono era de júbilo y a la vez arrogancia.
                 - Dime, pero date prisa que tengo asuntos que resolver. ~ le dijo Christian recogiendo unos papeles de viajes a distintos sitios.
                - ¿ Qué son esos papeles? Piensas llevarme a algún sitio? Porque yo venia a invitarte a pasar las navidades en mi casa, los dos solos.
                - Perdona Lorena pero, tengo que decirte la verdad, te quiero pero no como tú piensas y no quiero hacerte daño, quiero decirte que estas navidades tengo ya planes... con... otra persona.
                - ¿Piensas dejarme tirada? Vas a invitar a algún sitio a Daniela ¿verdad? Que pasa, ¿ahora te van las menores de edad? Ya vendrás llorando a mis rodillas suplicándome perdón.
          Lorena se fue dando un fuerte portazo sin dejar hablar a Christian. Estaba enfurecida, y si alguien se topaba por su camino, podría lamentarlo.
           Christian fue al departamento donde vivía Daniela con las mellizas Sofía y Judith. Le abrió la puerta Judith, lo miraba de arriba a bajo, deslumbrada por su belleza natural, su porte y su vestimenta casual.
                  - ¿está Dani? Soy un amigo.
                  - ¿su jefe no? Un momento.~ y grito el nombre de Daniela tan alto que pudo enterarse la vecina del sexto piso. - ¡DANIELA TE BUSCA TU JEFE!
                 - ¡no grites! Me había enterado, estaba en el servicio.
                 - Hola Chris, ¿qué haces aquí? ¿pasa algo? ¡Ah! Pasa, perdona. ¿nos dejáis solos chicas? Fuera.
                - lo vamos a escuchar todo desde la otra habitación, no es que sea muy espaciosa esta casa... ~dijo Sofía, pero Daniela las miro con cara de furtiva. - ... vale nos vamos. Adiós Chris. ~ dijeron ambas hermanas.
               - perdona, pero normalmente son normales. ~dijo Daniela un poco avergonzada.
               - no importa, Parecen simpáticas.
               - si lo son, pero Dime ¿querías algo?
               - antes de nada, no digas no y no digas ni una excusa. Venía para ver si te apetecía venir a la sierra conmigo estas navidades, y que mejor que dos buenos amigos para disfrutar las navidades en buena compañía.
               - ¡gracias Christian, que sorpresa! Por supuesto, acepto, de todas maneras iba a estar en casa leyendo algunos libros y viendo películas hasta altas horas de la noche.
                - pues nada de eso, ¿que te parece si haces tu maleta y esta noche paso a recogerte y nos vamos?.
                - ¿esta noche? Estupendo. Y gracias de nuevo, no esperaba esto. ~ le dijo mientras se dirigían a la puerta.
                - lo hago con mucho gusto, tu compañía es muy agradable. Luego nos vemos.
          Antes de irse le dio un abrazo largo y tendido, de esos que se dan cuando lo necesitas en los malos momentos. De hecho estaban felices de no pasar la navidad solos  y que mejor que pasarla con la persona que quieres.
         Daniela tubo que explicarles a Sofia y Judith que Christian no era su novio, si no su jefe y un buen amigo, pero ambas estaban empecinadas en que entre ellos habían algo puro y grande. Bobadas pensaba Dani, aunque en el fondo pensaba lo mismo que ellas. Llegó la noche y Daniela tenía todo preparado, solo quedaba que Christian la recogiera, en ese preciso momento tocaron al timbre, seguro era él pensó Daniela y en efecto era Christian.
        Pasó un cuarto de hora y Daniela no había dormido nada y se recostó y se quedó dormida placenteramente, Christian la observo por un momento y en su cara se le posó una gran sonrisa, estaba feliz, por una vez, sus preocupaciones se habían esfumado. Después de 2 horas y media llegaron a la sierra, por los alrededores había un hotel con pequeñas casas para alquilar por algunos días e incluso semanas, parecía de ensueño, las casas estaban cubiertas en sus exteriores de madera blanca y un techo marrón de lejas, a sus alrededores todo era nieve y árboles teñidos de blanco por la caída de nieve no hacia mucho, el hotel contaba con piscina climatizada, pista para esquiar y patinar, telesillas, y alojamiento en el mismo hotel, incluido una pista de baile.
           Cuando entraron en el hotel para recoger la llave de su cabaña, un chico les acompañó para hospedarse en la cabaña n°06. Al entrar Daniela se quedó maravillada con ella, a su izquierda había un salón no muy grande con chimenea, un sofá y una mesa redonda preciosa tallada en madera de roble, a la derecha estaban las habitaciones, en este caso 2 habitaciones con un baño en cada una de ellas.
                    - ¿Qué te parece?¿te gusta? ~ le pregunto Christian.
                    - esto es mucho más de lo que pensaba, es maravilloso Christian, es el mejor regalo que me han dado. ~ dijo Daniela con un tono de júbilo y dándole un fuerte abrazo.
                   
        Se iban a quedar hasta pasadas las vacaciones de navidad, y ese mismo día Christian llevó a esquiar a Daniela, él no la dejaba caer, antes de que eso sucediera, él ya estaba sujetándola en sus brazos, se lo estaban pasando de escándalo, solo se podía divisar sus risas, el sonido de la nieve al intentar esquiar y el roce al tocarse.

       
           
       

lunes, 9 de septiembre de 2013

1°Capitulo

      El día ya decía que no iba a empezar bien, estaba nublado y el viento azotaba con furia las ventanas, rasgando para poder entrar dentro y no morir de frío, pero para los que estaban dentro, pasar frío era el menor de sus problemas.
          -¡no te soporto! Siempre estás gritándome , soy tu hija, no un perro para tratarme con desprecio y a gritos. ~ Decía Daniela. Mientras tanto su madre le volvía a gritar.
          -niña insolente, ¡respeta tu madre, me das dolor de cabeza!~decía Gloria tocándose la sien. - se más responsable y ten compasión de tu madre. ~ decía la pobre mujer en un intento de que su hija recapacitara.
     Daniela siempre discutía con su madre, Gloria y ella no se llevaban bien y ese día, la pequeña de la casa se hartó de tanta discusión. Se encerró en su habitación y se sentó en el filo de la cama, recordando cada pelea, cada palabra mal dicha. Pensó que todo tenia que acabar, su madre y ella no se entendían y con su padre tenia poco contacto, trabajaba mucho y lo veía poco, y el poco tiempo que estaba en casa, descansaba, preguntaba como había sido todo en su ausencia... y hay... era cuando Daniela salia perdiendo. De repente se levanto y se miró al espejo del armario, se reflejó y se vio a ella misma, su cara decía agonía, sus ojos marrones claros, parecían charcos, su pelo medio largo estaba alborotado y con sus mechas californianas parecía un león, bajó la mirada y se vio con su camiseta de botones negra, que le marcaba su voluptuoso pecho y su cintura -era de complexión media- volvió a bajar  la mirada y vio sus vaqueros y sus botas, pensó que eso, y un poco de dinero le bastaba.
           Esa noche, no bajó a cenar, su madre, preocupada por su hija por no haber comido en todo el día, subió a la habitación de ésta y lo que vio la dejó impactada.
          Daniela estaba recogiendo poca de su ropa, parecía que se marchaba, meditó todo el día en como solucionar la situación, y pensó que esa era la mejor solución.
       Apartó a su madre de la entrada de su dormitorio y pasó a través del pasillo hasta la puerta para salir, su madre no dijo nada, solo la miraba, pensando en si detenerla o dejarla que recapacitara las consecuencias de irse. Y eso hizo, dejó que Daniela se marchara, que se marchara a la interperie de la noche invernar.
        Daniela había empezado 2°bachillerato, su madre la obligó a estudiar economía, tendría más futuro, pensaba. Daniela tenía otros pensamientos, estudiar artes escénicas para un día poder ser actriz, pero su madre escogió otro futuro para ella, Daniela pensó que ese era el momento de elegir su destino, y poder seguir y conseguir su sueño mas apreciado.
          Vivía en un pueblo cercano a la ciudad de Almería y decidió terminar sus estudios para  a sin, con su beca, poder pagarse las clases de interpretación y para sustentarse a sí misma.
          Subió al autobús y sin remordimientos tiró su tarjeta del móvil, iba a ser otra persona y no quería que nadie, pero absolutamente nadie, supiera su paradero.
           Al día siguiente, Daniela respiró aire nuevo, empezaba octubre pero también su nueva vida. Ese mismo día encontró un apartamento para estudiantes y recordó que tenia que encontrar otro instituto primero, encontró plaza en un instituto, tubo suerte de que no hiciera falta la autorización de sus padres, hasta el 6 de mayo no hacia los 18 años de edad. Para la próxima semana, con un poco de suerte iría de nuevo a clases, no se creía que todo aquello podría estar pasando, y fue en ese momento cuando pensó por primera vez que estaría pasando en su casa.

      En casa de los Lozano Suárez el ambiente estaba echando espuma la noche de la marcha de Daniela.
        -cariño a sucedido algo terrible, cuando leas este mensaje llámame por favor~ ese era el décimo noveno mensaje que le enviaba Gloria a Eduardo.
       Eduardo era médico forense y trabajando apagaba el móvil y hasta que no llegó a casa no se enteró de lo sucedido con su primogénita.
        -¿Cómo es que Dani se ha ido? ¿a donde? ¿¡como la has dejado que se fuera a estas altas horas de la noche?! ~Eduardo estaba angustiado por la suerte que podría estar corriendo su hija.
         Gloria le explicó lo sucedido entre ambas esa tarde y el padre se dirigió con paso firme a la habitación desocupada de su hija. En ella encontró una carta en el escritorio.
      " Es difícil tomar estas decisiones a veces pero e tomado una decisión, marcharme, marcharme lejos, entenderme, es duro estar en un sitio donde no eres grata para tus padres y la única armonía que hay es la de la discusión entre mamá y yo...
     Os ruego que no intentéis encontrarme, seria alargar mi sufrimiento, en poco meses cumplo la mayoría de edad, y me iría de todas formas, si me estoy equivocando dejadme equivocarme sola o si no, dejadme vivir.
     Pd: tendréis noticias mías."

       Su padre, al leer la nota de su hija entendió que no la escucharon como era debido y quería salir a buscarla era todavía una niña para él y no aceptaba su decisión.
             - Cariño, perdóname, no la detuve por que me impacto su reacción y por que tiene que aprender a ser independiente, si la obligas a venir lo que vas a conseguir es que se valla para siempre, lejos, y será demasiado tarde.

       Eduardo pensó que su mujer tenía razón, que no podría sobrevivir por mucho tiempo ella sola, no estaba acostumbrada. Pero para él el remordimiento era grande. A la mañana siguiente intento llamar a su hija, pero salia el número como apagado, fue a casa de sus amigas, llamó por teléfono, pero nada, ni rastro de su hija, pensó que su mujer podría tener razón y que volvería pronto.

            Daniela se instaló en su cuarto nuevo, no era muy grande pero para ella era suficiente. Compartía piso con 2 chicas más, Sofía y Judíth. Dos chicas muy amables y con cierto parecido, era mellizas, altas, atléticas, y morenas.
        - ¿ Como has esperado tanto tiempo para entrar al instituto?~ Le preguntó Judíth.
        - bueno... no estaba segura si quería independizarme y bueno, a aquí me ves ¿no? ~ Dani tenía miedo a ser descubierta pero no fue a si.
        - pues has elegido muy bien.~ Les dijeron ambas hermanas.
      
         El viernes por la mañana recibió una gran noticia, el próximo lunes podría empezar a estudiar. Por la tarde quiso buscar empleo, quería sacarse un poco de dinero extra. Rebuscó por las calles del centro de Almería y encontró un pub que necesitaban camarera, entró en él y vio un par de barras de hierro encima de una plataforma, varias mesas para los clientes, unas escaleras que conducían al baño y a los probadores y la barra para servir, se dio cuenta tarde de que era un pub, pero cabaret, las barras eran para las chicas que bailaban, ella esperaba que el puesto no fuera ese, por que si no, salía de ese lugar diciendo amén.
            En la barra encontró al que parecía el responsable del local, estaba mirando unos papeles, y se acercó a él, vio que llevaba unos pantalones oscuros y una camisa pegada al cuerpo, se notaba que se cuidaba. Era de tez normal y tenia un color café en los ojos, su pelo negro era corto, pero alborotado.
          - perdone, e visto el cartel de fuera, y... estaba interesada en el puesto de camarera. ~ Daniela dijo las últimas palabras titubeando un poco y con cierto pudor.
            - por supuesto, te cuento un poco, los horarios son inflexibles, son de 17:00/19:30, el horario de lunes a jueves  y festivos y fines de semana 23:00/06:00. El trabajo consiste en atender a los clientes en todo lo necesario, sin pasarse de copas, está claro y recoger todo un poco a la hora del cierre. ~dijo mirándola y sin dejar de sonreírle.
              - ¿no habrá que bailar o algo por el estilo no?
              - por supuesto que no, las bailarinas no son camareras. ~ decía entre una pequeña carcajada. - perdona no me he presentado soy Christian.
                 - Daniela, un placer ~ por fin logró calmarse. - el puesto me interesa pero tengo 17 años.
               - Daniela ¿no?, bueno para el turno de tarde si podrías trabajar pero para el otro turno hasta tu mayoría de edad no podrías hacerlo y eso sería cobrar un poco menos, lo siento.
                - perfecto, por eso no hay problema, ¿cúanto cobraría al mes?
                - quitando el turno de noche seria... ~ cogió la calculadora y le indicó el dinero que cobraría. - cobrarías 325€ mensuales. ¿te interesa el puesto?
               - por supuesto, ¿cuándo podría empezar?
               - empezarías el lunes a las 17:00.
            
       Daniela aceptó el trabajo y le dio su nuevo número a Christian. Estaba contenta, había encontrado casa, instituto, trabajo y su nuevo jefe era muy guapo, se fijó en que era joven para llevar el negocio, no tendría mas de 25 años.
          El lunes llegó con gran alegría, por la mañana fue a clases y todo le fue genial, por la tarde, antes de ir a trabajar, fue a comprarse algunas cosas que le hacían falta, por suerte la mayoría de sus libros eran los mismos que estaban usando en este centro.
          Al entrar al Pub encontró a Christian charlando con varias chicas y al verla entras la miraron todas, incluido Christian.
           - os presento a Daniela, es la nueva camarera. Christian cogió del brazo a Daniela y empezó a presentarles a todas.
            - Daniela, ella es Silvia. ~ Silvia era una muchacha alegre y dinámica, era bajita, castaña y ojos marrones y una tez morena. Tenia 22 años. - un placer, encantada.~ dijo Daniela al unísono con Silvia.
              - ella es Lidia. ~ Lidia era de estatura normal, simpática y muy alegre. Era  la tez blanca, ojos verdes y el pelo negro.  Tenía 26 años. - un placer en conocerte.~ dijo Daniela. En respuesta Lidia le dio dos besos.
               - por último, ella es Lorena.~ Lorena era un poco vivaracha, coqueta y un tanto frívola. Era alta, morena, y ojos marrones, parecía una estrella de cine. Tenia 27 años. A Daniela no le dio buena espina pero de todas formas la saludó como a las demás. - un placer~ Y ambas chicas se dieron un beso en las mejillas.
         Esa misma tarde empezó a trabajar, una de las chicas, Lidia, le ayudó a que aprendiera como servir las copas a los clientes, diferenciar y recordar las marcas de las bebidas.
En ese instante Lidia vio a Lorena atravesar las escaleras dirección los probadores, ella ya sabia lo que iba a hacer.
           - no va a cambiar en la vida, lo persigue a todas horas, y encima él se deja. ~ decía Lidia mientras limpiaba los vasos
           - ¿Lorena? Es que ella y Christian son... ¿Novios? ~ Daniela no esperaba que eso fuera cierto.
          - no son novios, son...  no se como llamarlo, simplemente se la tira de vez en cuando, cuando ella quiere, y donde quiere.
           - Vaya... no me imaginaba eso. ¿ qué edad tiene Christian?
            - 27, un año mas que Lorena. El pobre todavía no se ha dado cuenta de quien es ella en realidad.
           - ¿ por qué dices eso?
     
       Lidia le contó a Daniela que Lorena buscaba sexo con él para sacarle dinero y por que lo sentía como su juguete.
               - ¿ cómo lo sabes?
               - lo estaba diciendo a una de sus amigas.
       También le contó que ella y Christian se conocían desde pequeños y que eran como hermanos, pero no podía contarle nada de lo que escuchó por que pensaría algo que no era cierto.
               - desde el primer momento no me dio buenas vibraciones.
               - suele pasar con Lorena, ella es así.

         Pasó una semana y Daniela seguía trabajando y estudiando, le iban las cosas geniales pero toda obra tiene una consecuencia. Lidia y ella se hicieron grandes amigas, Lidia le contó que tenía un hijo de 3 años, se llamaba Mario, el padre del muchacho estaba en la cárcel por malos tratos y ella vivía con su madre y su pequeño hijo. Daniela le contó lo sucedido, sabia que podía confiar en ella.
         Christian siempre le preguntaba por su familia, era buen jefe y se preocupaba por Daniela, la veía tan pequeña que debía protegerla, y eso a Lorena le ponía de mal humor.
               - entonces ¿no vives con tus padres?
               - no, me e independizado. ~ A Daniela le costaba cada vez mas hablar de sus padres, los echaba de menos, pero no quería volver.
              - ¿tan pequeña? 
              - no soy pequeña tengo casi 18 años y puedo cuidarme yo sola.
              - para mi eres pequeña y no es que sea algo malo, si no que me preocupa que no vivas con tus padres.
             - mis padres no me entienden, desde que tengo uso de razón. No me gusta hablar del tema ¿vale? Perdona.
          Daniela se dio media vuelta, no quería que Christian la viera con los ojos medio rojos.
            - perdona, no sabia que algo te ha pasado, puedes contar conmigo cuando quieras ¿vale? ~ decía Christian mientras abrazaba a Daniela, le puso una mano en el cuello para que recostara su cabeza en el pecho.
   En ese momento 2 personas estaban observando la intensa situación de estos dos individuos.
             - parece que a Christian no se le es indiferente Daniela ¿no? ~ le decía entre risas Lidia a Lorena
             - cállate, solo está siendo amable con esa mocosa.
         Christian preocupado por Daniela fue a hablar con Lidia, él sabia que eran buenas amigas y seguro sabia algo.