sábado, 14 de septiembre de 2013

2° Capitulo

     La cabeza de Christian era un completo caos, en menos de 2 semanas estaba empezando a sentir algo por Daniela, y tenia miedo, tenia un nudo en la garganta que no lo dejaba vivir, era extraño de explicar lo que sentía, cuando la miraba a sus ojos color marrón avellana, podía ver la fuerza y coraje que desprendía, era valiente y lo que mas le gustaba era su olor a jazmín fresco.
       Esa tarde decidió hablar con Lidia, y ésta le contó lo sucedido. Lidia conocía a Christian y sabía perfectamente que sentía algo.
      No lo llames amor, esa palabra era prohibida para él, todo lo amado lo perdió y se quedó con un corazón medio por hilar.
          - no lo está pasando bien, ¿cierto?
          - sí, pero lo sobrelleva.
      Al día siguiente, todo volvió a la normalidad, Christian no quería levantar sospechas sobre que sabia la verdad. Cuando Daniela entró en los probadores para cambiarse entró Christian dándole unas buenas tardes.
        -¿el instituto bien?
        - como siempre, adaptándome.
        - espero que saques buenas notas.
        - claro, serás al primero que avise, no te preocupes. ~ le dijo Daniela entre risotadas.
        - cuéntame un poco de ti.
        - no hay mucho que contar, me gusta ser independiente, la moda, tendencias, el cine, y soy sincera. ¿ cómo eres tú?
        - bueno... estos últimos años no han sido buenos, y han hecho que sea un poco reservado, desconfiado, ¿ suele pasar no?
        - no creas, todo es como te lo tomes, solo recuerda que quien te quiere te hará llorar, pero de risa.
      Y se marchó, hoy le tocaba abrir las puertas al público y si seguía hablando, podría hablar mas de la cuenta.
    Pasaban los días y octubre llego a su fin, noviembre llegaba con una tormenta. Christian y Daniela afianzaban cada día más su amistad y forjaron un gran vínculo.
      En ocasiones la recogía del instituto, la llevaba a casa por la noche cuando se iba... Todo era como si la vida se parara, como en una película de amor.
        Lidia y Daniela se veían a menudo hasta el pequeño Mario, el hijo de Lidia, conocía a Daniela y le tenia un inmenso cariño. Una tarde Christian fue a casa de Lidia, le gustaba visitar a la madre de ésta, y Daniela ya estaba allí.
           - Hola Teresa, cuanto gusto me da volverla a ver.
           - Christian, pequeño, ¿que tal estás? ~ la madre de Lidia quería a Christian como si fuera su hijo.
           - quería ver a una cara conocida y me he acordado de usted.
        La situación de Christian era delicada, aunque no contara sus penas, le gustaba visitar a la anciana de Teresa. Para todos el pasado de él era confidencial, no se podía decir, bastante había sufrido como para recordarlo.
           - me alegra verte cariño, Mario a preguntado por ti. ¿Sabias que ha venido una amiga de Lidia? Es bastante guapa, y no tiene novio. ~ a  la última frase le dio un tono más alto, quería enfocar y matizar lo dicho. 
           - ¿ quieres buscarme novia tan pronto? ~ en ese momento se le pasó por la cabeza el rostro de Daniela, y por la puerta del pasillo, aparecía ella con Mario cogido en sus brazos.
        -Hola Chris, ¿cómo tú por aquí? ~ le dijo Lidia dándole un abrazo.
        - visitando a tu madre.
        - me alegro, estaba harta de verte solo en el trabajo. ¿quieres tomar algo?
        - un café gracias.
        - Hola Daniela. ¿como estas?~ le dijo Christian dándole dos besos.
        - Hola Chris, todo bien, con el pequeño Mario jugando. ¿tú?
        - ahora bien, despejando la cabeza un rato. ~ Mario le hechó los brazos para ser cogido por él en ese momento.
        La tarde sólo fue risas y tazas de café de por medio. A la hora de irse Christian decidió acompañar a Daniela a casa. Al dejarla en la puerta del portal se despidió de ella con un fuerte abrazo que pudo durar unos largos segundos. Los dos estaban deseando ese abrazo, sentir el latir del corazón de cada uno, su aliento en la nuca y el cariño que brotaba a su alrededor. Al separarse se miraron sonriendo y se cogieron de las manos en señal de despedida.
        Diciembre llegaba cargada de recuerdos en familia, y la familia Lozano Suárez estaba desbordada con la desaparición de su hija, recibieron noticias de ella al mes de haberse ido, les contó que todo le iba fenomenal, que no hicieran ninguna locura, que sabia cuidarse sola.
         Sofía y Eduardo no se hacían a la idea, pero temían que si la obligaban a volver pudiera hacer una tontería. Ellos solamente esperaban ansiosos noticias de su hija Daniela.
         Daniela despertó la mañana del 21 de diciembre con nervios, sabría sus notas, tendría vacaciones y ya quedaba menos para su cumpleaños. Pero lo que la tenía con más nervios era lo que sentía por Christian, cuando estaba con él todo era distinto, como si el mundo fueran ellos solamente, todo estaba dicho pero sin decirse nada, sus miradas eran indescriptibles, algo tan fuerte que no existía palabra posible para describir.
          Para ellos eso no era amor, ambos no creían en eso y mucho menos encontrar pareja en dichas circunstancias.
         Christian sabía que Daniela iba a pasar la navidad sola o con Lidia y su madre. Él quería darle una grata sorpresa. Sabía que amaba la sierra, el olor a fresco con nieve, el aire que se posaba en sus poros, el crujido de la nieve al pisarla, tocarla...
          Las notas fueron bien, tendría unas vacaciones tranquilas, sin libros de por medio, aunque eso le alegró bastante, añoraba a su familia, sus amigas y amigos, su vida, pero no podía volver a ella, le gustaba la vida que estaba llevando ahora, aunque no lo admitiera, Christian formaba parte de su vida tanto como sus padres y amigos.
       Lo único bueno que pudo ver a su situación fue poder pasar más tiempo con Lidia y Silvia, sus compañeras de trabajo y con su apuesto jefe, Christian.
        En cambio para otras personas, esas navidades iban a ser como las últimas 2 anteriores. Lorena tenía planes para ella y Christian y fue a casa de éste a exponerselas.
                 - Hola peluche, tengo una cosa para ti. ~ su tono era de júbilo y a la vez arrogancia.
                 - Dime, pero date prisa que tengo asuntos que resolver. ~ le dijo Christian recogiendo unos papeles de viajes a distintos sitios.
                - ¿ Qué son esos papeles? Piensas llevarme a algún sitio? Porque yo venia a invitarte a pasar las navidades en mi casa, los dos solos.
                - Perdona Lorena pero, tengo que decirte la verdad, te quiero pero no como tú piensas y no quiero hacerte daño, quiero decirte que estas navidades tengo ya planes... con... otra persona.
                - ¿Piensas dejarme tirada? Vas a invitar a algún sitio a Daniela ¿verdad? Que pasa, ¿ahora te van las menores de edad? Ya vendrás llorando a mis rodillas suplicándome perdón.
          Lorena se fue dando un fuerte portazo sin dejar hablar a Christian. Estaba enfurecida, y si alguien se topaba por su camino, podría lamentarlo.
           Christian fue al departamento donde vivía Daniela con las mellizas Sofía y Judith. Le abrió la puerta Judith, lo miraba de arriba a bajo, deslumbrada por su belleza natural, su porte y su vestimenta casual.
                  - ¿está Dani? Soy un amigo.
                  - ¿su jefe no? Un momento.~ y grito el nombre de Daniela tan alto que pudo enterarse la vecina del sexto piso. - ¡DANIELA TE BUSCA TU JEFE!
                 - ¡no grites! Me había enterado, estaba en el servicio.
                 - Hola Chris, ¿qué haces aquí? ¿pasa algo? ¡Ah! Pasa, perdona. ¿nos dejáis solos chicas? Fuera.
                - lo vamos a escuchar todo desde la otra habitación, no es que sea muy espaciosa esta casa... ~dijo Sofía, pero Daniela las miro con cara de furtiva. - ... vale nos vamos. Adiós Chris. ~ dijeron ambas hermanas.
               - perdona, pero normalmente son normales. ~dijo Daniela un poco avergonzada.
               - no importa, Parecen simpáticas.
               - si lo son, pero Dime ¿querías algo?
               - antes de nada, no digas no y no digas ni una excusa. Venía para ver si te apetecía venir a la sierra conmigo estas navidades, y que mejor que dos buenos amigos para disfrutar las navidades en buena compañía.
               - ¡gracias Christian, que sorpresa! Por supuesto, acepto, de todas maneras iba a estar en casa leyendo algunos libros y viendo películas hasta altas horas de la noche.
                - pues nada de eso, ¿que te parece si haces tu maleta y esta noche paso a recogerte y nos vamos?.
                - ¿esta noche? Estupendo. Y gracias de nuevo, no esperaba esto. ~ le dijo mientras se dirigían a la puerta.
                - lo hago con mucho gusto, tu compañía es muy agradable. Luego nos vemos.
          Antes de irse le dio un abrazo largo y tendido, de esos que se dan cuando lo necesitas en los malos momentos. De hecho estaban felices de no pasar la navidad solos  y que mejor que pasarla con la persona que quieres.
         Daniela tubo que explicarles a Sofia y Judith que Christian no era su novio, si no su jefe y un buen amigo, pero ambas estaban empecinadas en que entre ellos habían algo puro y grande. Bobadas pensaba Dani, aunque en el fondo pensaba lo mismo que ellas. Llegó la noche y Daniela tenía todo preparado, solo quedaba que Christian la recogiera, en ese preciso momento tocaron al timbre, seguro era él pensó Daniela y en efecto era Christian.
        Pasó un cuarto de hora y Daniela no había dormido nada y se recostó y se quedó dormida placenteramente, Christian la observo por un momento y en su cara se le posó una gran sonrisa, estaba feliz, por una vez, sus preocupaciones se habían esfumado. Después de 2 horas y media llegaron a la sierra, por los alrededores había un hotel con pequeñas casas para alquilar por algunos días e incluso semanas, parecía de ensueño, las casas estaban cubiertas en sus exteriores de madera blanca y un techo marrón de lejas, a sus alrededores todo era nieve y árboles teñidos de blanco por la caída de nieve no hacia mucho, el hotel contaba con piscina climatizada, pista para esquiar y patinar, telesillas, y alojamiento en el mismo hotel, incluido una pista de baile.
           Cuando entraron en el hotel para recoger la llave de su cabaña, un chico les acompañó para hospedarse en la cabaña n°06. Al entrar Daniela se quedó maravillada con ella, a su izquierda había un salón no muy grande con chimenea, un sofá y una mesa redonda preciosa tallada en madera de roble, a la derecha estaban las habitaciones, en este caso 2 habitaciones con un baño en cada una de ellas.
                    - ¿Qué te parece?¿te gusta? ~ le pregunto Christian.
                    - esto es mucho más de lo que pensaba, es maravilloso Christian, es el mejor regalo que me han dado. ~ dijo Daniela con un tono de júbilo y dándole un fuerte abrazo.
                   
        Se iban a quedar hasta pasadas las vacaciones de navidad, y ese mismo día Christian llevó a esquiar a Daniela, él no la dejaba caer, antes de que eso sucediera, él ya estaba sujetándola en sus brazos, se lo estaban pasando de escándalo, solo se podía divisar sus risas, el sonido de la nieve al intentar esquiar y el roce al tocarse.

       
           
       

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